Los protagonistas Florian & Santiago no son otros que Jacques y Florian Sánchez, padre e hijo. El primero trabajó como autónomo en fotografía, publicidad y edición. La música estuvo presente desde su infancia en este sureño que acompañaba su armónica con una guitarra. Era la época de Bob Dylan y Hugues Aufray. Pero fue el cantautor Georges Brassens quien marcaría la pauta de los artistas de variedades de los años 60 y 70. Jacques conoce el repertorio del poeta de Sète lo suficientemente bien como para interpretarlo a partir de 1995 para un público único y precioso. Así, Florian se dormía cada noche con un sonido más o menos idéntico al del veterano. Le gusta especialmente la canción "Au bois de mon cœur" porque le recuerda el Forêt de Soignes que recorre cada domingo por la mañana cuando el tiempo lo permite.
A su vez, el público descubrió un nuevo ídolo, el cantante Renaud Sechan, conocido como "Renaud", al que inmediatamente compararon con el hijo espiritual de Georges Brassens. A los ocho años, Florian tomó clases de piano. Para celebrar el fin de año, tocó el instrumento en el Palacio de Bellas Artes de Bruselas. Tras sus estudios, continuará su formación en el SAE de Bruselas.
A partir de 2007, Jacques y Florian dirigirán a tres artistas en Cuba. Los nativos tienen dificultades para articular el nombre de pila "Jacques". Éste, al no reconocerse en el incierto "Raqués", eligió a Santiago. El nombre de la segunda ciudad del país le recuerda sus orígenes españoles.
La mujer que podría haber dedicado toda su vida a la música, a la que Jacques llamaba "Marylise" y Florian "Marraine", está tan presente en sus corazones que el tándem dedica una canción a su memoria. La profesión los alentó. A partir de ahí, las melodías y las armonías tomaron el relevo para superar la ausencia del desaparecido.